Me mira, sonríe y se va. Parece recordar de vuelta todo lo sucedido ya
que aquella sonrisa revelaba felicidad y melancolía. Se da vuelta, camina y
sigue. Y yo le sonrío por detrás, y la observo con la mirada del primer
enamorado, de aquel enamorado que por primera vez escucha la música de la
pasión. Pienso si correr, abrazarla y besarla, y decirle lo mucho que la amo, o
tan solo dejar que el destino nos junte de vuelta, si es que en sus planes esta
juntarnos.
Dudo y ella se aleja, dudo y
corro entonces para pararla, me acerco y al escuchar mis pasos ella se da
vuelta, nos paramos uno frente al otro y nos miramos, sin besarnos nos
sentimos, sentimos ese pequeño escalofrío llenar cada nervio de sentimientos, y
esos sentimientos rozan el corazón y lo hacen latir.
No hay tiempo, no hay mundo y
detengo el afuera y me acerco a su boca con lentitud, con segundos pasados en
sueños, toco sus labios con los míos y danzo el poema con su boca y detengo
todo, detengo el corazón, detengo la respiración; y el viento y el mundo
callados me dicen que hoy, hoy y siempre –la amo.
0 comentarios:
Publicar un comentario